Una mujer pasea por la playa en Encinitas, California (Reuters)
California marca la agenda mundial en políticas ecológicas gracias al respaldo popular. Hay quien cree que se está llegando demasiado lejos
El estado más poblado de EEUU es también uno de los más estrictos en políticas medioambientales, con leyes proteccionistas en vigor desde los años 70. Consciente de su peso en la economía global, California presume de liderar el movimiento ecologista, aunque en el camino acabe poniéndoselo difícil incluso a proyectos positivos para el medioambiente, como energías renovables o el tren de alta velocidad.
California tiene fama, sobre todo entre sus propios habitantes, de ser el paraíso de los movimientos medioambientales. Pionera en todo tipo de vanguardias naturalistas desde el hippismo a la alimentación macrobiótica, este estado con casi 425.000 km2 (el tercero más grande de la Unión, después de Alaska y Texas), con montañas, desiertos, costas y huertas, y una enraizada pasión por todo tipo de actividades al aire libre, presume por boca de sus mandatarios (a ambos lados del espectro político) de tener la regulación más dura en cuanto a política medioambiental.
Fue el republicano Ronald Reagan quien firmó en 1970 la ley más importante sobre medioambiente que existe en California, la CEQA (California Environmental Quality Act o Ley para la calidad Medioambiental). David Pettit, abogado ambientalista de la organización NRDC (Natural Resources Defense Council), lo recuerda bien; él estaba en la universidad, estudiando derecho, y acababa de ocurrir uno de los mayores desastres ecológicos en el estado: el vertido de petróleo en la costa de Santa Bárbara de 1969.Obliga a las compañías a presentar un informe cada vez que planean un proyecto en territorio de California y a informar pormenorizadamente a los vecinos sobre su impacto
"Eso marcó un antes y un después a ojos de la opinión pública, y también, en la política. Se puso en marcha una ley a nivel federal y California sacó su propia ley un año después, todavía más restrictiva", afirma Pettit. En estos casi 45 años, la CEQA ha sido enmendada hasta 300 veces y es objeto de continuas revisiones y unas cuantas críticas por provocar excesiva litigación.
"Se trata de una ley que no ejecuta ningún cuerpo del estado", explica Pettit. "Obliga a las compañías a presentar un informe cada vez que planean un proyecto en territorio de California y a informar pormenorizadamente a los vecinos sobre su impacto; si algún grupo de vecinos o alguna comunidad se opone a este proyecto puede llevarlo a los tribunales amparándose en la CEQA", recuerda.
La organización para la que trabaja Pettit asegura que los litigios relacionados con esta ley son solo un 0,02% de los que se producen al año en el estado de California: esto significa unos 200 casos al año, o, aproximadamente, un 1% de los proyectos de infraestructuras o urbanísticos de cualquier tipo que se intentan poner en marcha. De estos, la mitad pierde la pelea en los tribunales.
El puerto de Long Beach es puntero en políticas medioambientales (Reuters)¿Huída de negocios e inversión?
Suficientes como para que se acuse a la ley de provocar huida de negocios o proyectos a otros estados, por el tiempo y los gastos legales que acarrean (que las compañías promotoras o los ayuntamientos deben costear incluso aunque ganen el litigio). Además, en 2011 se aprobó una enmienda para multar con 10.000 dólares a cualquier litigante que no fundamente su oposición con seriedad o, como define la ley, "plantee una demanda frívola".
La CEQA no es un casi aislado. El entonces gobernador, Arnold Schwarzenegger, puso en marcha en 2006 la primera ley sobre emisiones de CO2 que luego han imitado otros estados, y no ha dejado de promover leyes desde el Instituto USC Schwarzenegger, centrado en la lucha contra el cambio climático. Otras muchas leyes aprobadas en los últimos años se ocupan de proteger el medioambiente por tierra, mar y aire, desde una que regula el tipo de bolsas de basura que se pueden vender hasta otra que controla cómo se anuncian determinados productos "verdes".
Kim Delfino, directora para California de la organización Defenders of Wildlife desde el año 2000, enumera las más relevantes: "La ley de calidad del agua Porter-Cologne (1969), la ley de Especies en Peligro (1970), leyes para Conservación de Comunidades Naturales(1991), y multitud de bonos de deuda por valor de miles de millones de dólares para proteger el agua, la tierra y los animales".Los grandes debates sobre medioambiente de la actualidad forman parte de la agenda política de una manera especialmente relevante
Esta activista añade: "Los habitantes de California son muy conscientes de todo lo que perderíamos si no actuamos para conservar nuestras riquezas medioambientales y eso ha permitido que en nuestro estado se pasen leyes históricas sobre el cambio climático, las especies en peligro de extinción, la conservación de los espacios y la calidad del agua y el aire".
En un estado donde existe desde hace 30 años el "Día Anual de Limpieza de Playas", que en 2014 se saldó con más de 62.000 voluntarios repartidos por los 2000 km de costa que recogieron más de 500 toneladas de basura, la legislación medioambiental es probablemente de las pocas "burocracias" gubernamentales que se ven con buenos ojos en casi todos los extremos del espectro político.
Al mismo tiempo, los grandes debates sobre medioambiente de la actualidad (fracking, energías renovables, cambio climático) forman parte de la agenda política de una manera especialmente relevante. Por ejemplo, la decisión de prohibir o no las bolsas de plástico en supermercados puede ocupar más de 5 minutos en un debate electoral.
Haciendo surf bajo el puente de San Francisco (Reuters)Los "nimbystas"
En las últimas elecciones, en las que el gobernador Jerry Brown renovó su mandato, uno de los temas estrella (además de la enésima reforma de la CEQA) fue la construcción de la línea de tren de alta velocidad entre Los Ángeles y San Francisco (más de 600m), muy defendida por Brown, y que puede tardar veinte años en realizarse precisamente a causa del estricto cumplimiento de la CEQA. La decisión de ponerlo en marcha se tomó en 2009 pero para el trazado de cada tramo es imprescindible acudir a las localidades afectadas y convencer a sus vecinos de las bondades de dicho proyecto. O, al menos, evitar que lo lleven a los tribunales.
Es la fuerza del "nimbysm", una manera ligeramente peyorativa de denominar a estos movimientos vecinales (que proviene de las siglas de Not In My BackYard, No en mi jardín"). Da un enorme vigor a los defensores del medioambiente, pero tiene también efectos perversos a ojos de muchos. Hace unos meses el semanario The Economist responsabilizada a los "nimbystas" de Los Ángeles de otro mal endémico de esta ciudad: los altísimos precios de las viviendas y la mala calidad del aire y del transporte público.
¿Por qué? Porque los "nimbystas" rechazan sistemáticamente cada proyectode levantar un "antiestético" bloque de apartamentos (la mayoría de las viviendas de Los Angeles son de una o dos alturas) que permitiría concentrar a la población, facilitando acceso a transporte, aliviando la dependencia del coche, y abaratando los precios de las viviendas.Los proyectos de producción de energía por medios sostenibles choca sistemáticamente con movimientos de protección de la fauna y flora
"El nimbysmo está en todas partes, y también en California", defiende Bonnie Reiss, directora global del Instituto USC Schwarzenegger. "Es normal que uno se preocupe por lo que tiene más cerca. Por eso es tan importante defender políticas a nivel estatal y federal, para que proyectos perjudiciales no dejen de construirse en una zona para irse a otra".
La energía renovable se encuentra también en el centro de una encarnizada lucha de intereses. El objetivo marcado por el gobierno de alcanzar para 2020 un 30% de la producción de energía por medios sostenibles, choca sistemáticamente con movimientos de protección de la fauna y flora donde estos proyectos se quieren instalar. Incluso (o especialmente) en el desierto, que supone una cuarta parte del territorio. Esto convierte a California en objetivo estrella para compañías de energía solar, como la española Iberdrola, que se encontró hace unas semanas con el rechazo a uno de sus proyectos en el Valle Silurean (territorio gestionado por el Bureau for Land Management, que es una oficina federal y tiene bajo su jurisdicción 6.000km2 en California).
"Escuchamos y leímos informes sobre el impacto que podía tener esta planta en las riquezas arqueológicas, naturales y culturales de la zona", explica Dana Wilson, del BLM, "y llegamos a la conclusión de que iba a ser más negativo que beneficioso. Permitimos bastantes proyectos, simplemente hay mejores zonas donde llevarlos a cabo".
Los incendios siguen siendo un problema frecuente (Efe)Más eficiente que ninguno
En realidad, California, con un 22% de energía conseguida por medios sostenibles (mientras que la media de todo EEUU está alrededor del 13%), no está lejos del objetivo marcado para 2020 y sus autoridades parecen decididas a no aprobar proyectos a cualquier precio. De los 460 presentados desde 2007 para plantas eólicas o solares en el desierto, el Bureau for Land Management ha aprobado 18. Ante la avidez por construir en el desierto los legisladores han conseguido, tras cinco años de estudios, presentar un Plan para Energía Renovable y Conservación en el Desierto, en el que se identifican zonas para plantas eólicas o solares y zonas que necesitan ser protegidas.
El ex gobernador Schwarzenegger afirmaba este verano en un simposio realizado en Sacramento que California era un 40% más eficiente en energía que el resto del país, y que si todo EEUU adoptara la regulación de California, hasta dos tercios de las plantas de carbón podrían cerrarse: el equivalente a quitar 188 millones de coches de las carreteras. De hecho, la planta solar más grande del mundo está en el desierto de Mojave; las plantas fotovoltáicas más grandes se están construyendo en el condado de Riverside, y en el San Luis Obispo; y los Géiseres del norte del estado constituyen el complejo geotérmico más grande del mundo.
Así que California puede elegir, sin prisa pero sin pausa, dónde, cómo y por quién quiere que sus plantas renovables se construyan. Al igual que en otros temas, como el cambio climático, California se enorgullece de marcar la agenda. "El hecho de que una medida (relativa a las emisiones de CO2) se apruebe en California tiene impacto en el mercado global", explica Reiss, del Instituto Schwarzenegger. "Por ejemplo, si se regulan las emisiones de los automóviles los fabricantes de coches tendrán que ajustarse a estas medidas, puesto que nuestro mercado es lo suficientemente grande como para que sea muy importante para ellos. Una vez que se adaptan, entonces ya pueden apoyar que estas medidas se tomen a nivel federal, ya que ya las cumplen en California".
Publicado por: EVA CATALÁN en EL CONFIDENCIAL
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