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miércoles, 23 de marzo de 2011

«Tener una casa sostenible tiene beneficios para la salud»


Rafael Torres / Médico naturista

«Tener una casa sostenible tiene beneficios para la salud»

LA VIVIENDA HA RECIBIDO PREMIOS EN jAPÓN Y EE UU. UN HILO DE AGUA CAE DESDE SEIS METROS DE ALTURA Y SE VAPORIZA EN MICROGOTAS PARA REFRESCAR EL INTERIOR. EN INVIERNO, EL SUELO RADIANTE ESTÁ ALIMENTADO POR PANELES SOLARES.

Publicado en: www.larazon.es




A 60 kilómetros de Valencia, en el municipio de Navajas (Castellón),  Rafael Torres tiene este refugio mediterráneo, «un punto intermedio entre el hombre y la naturaleza», como él mismo dice.  Hace ocho años, cuando empezó a levantar la casa, dudó si hacer una mansión antigua acorde con las condiciones del entorno pero finalmente se decidió por una construcción «que mirase al futuro, que nos integrara como una segunda piel en la naturaleza, que al fin y al cabo se rige por las mismas leyes que nuestro cuerpo», afirma.
Rafael Torres es por tanto un convencido de que «a las casas hay que sacarles el máximo rendimiento a todo lo que les rodea de naturaleza, de sol, del aire y de luz». Tal y como explica a A Tu Salud, una casa cálida en invierno y con una temperatura adecuada en durante esta estación, no sólo es más respetuosa con el medio ambiente, en cuanto que consume menos energía y genera menos residuos, sino que es más saludable. «Sin lugar a dudas, una casa sostenible tiene sus beneficios para la salud», afirma rotundo.



Fuente Interior
Para refrescar esta casa, obra del arquitecto Luis de Garrido, en verano tiene una fuente central  interior, de una altura de unos seis o siete metros, con un hilo muy fino de agua que cae desde el techo y cuando llega al suelo se microniza (es decir, se divide en partículas más pequeñas). El aire que se ha captado de la zona norte se conduce  por debajo de la casa, se enfría y sale alrededor de la fuente, lo que, junto a las gotas, favorece que la temperatura baje unos cuatro o cinco grados, «con una sensación de frescor natural parecido al que tienes al entrar en una cueva», explica su propietario, que señala que la sensación es igualmente agradable en invierno, cuando las estancias se climatizan por suelo radiante alimentado por las placas solares, que también calientan el agua y la piscina.
El grosor de las paredes y el de las ventanas, que tienen 23 milímetros y tres cristales, con parasoles para que el sol no las caliente en los meses estivales, aislan tanto a nivel térmico como a nivel acústico. Además, la entrada de la casa tiene dos puertas grandes separadas aproximadamente metro y medio que actúan como bomba de calor en invierno, al calentarse por el sol y propagar el calor. En verano, se abren las más exteriores para anular este efecto. 
La vivienda se ha rodeado de mucha vegetación, plantas que pueblan tanto el jardín como las terrazas. Naturaleza a espuertas que para Rafael Torres es un signo más de que al diseñar la vivienda no sólo pensaron en la casa sino también en el entorno, para que todo el conjunto estuviera lo más integrado posible. 
Premiada, antes incluso de construirse, con el «Future Home» otorgado por la prefectura de Tokyo-Yokohama. El proyecto le valió a Luis de Garrido el galardón en el Concurso Internacional de Arquitectura «39» de la Universidad de California, que premia a los mejores 39 arquitectos menores de 39 años que tienen que presentar 39 proyectos.

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